Cuantas veces no habrá pasado que pides algo, un objeto que te ha gustado mucho y lo has comprado por internet, es una vasija antigua, o un juego de platos y vasos o un jarrón precioso que además te ha costado una pasta. Te pasas los días esperando a que llegue y justo un día en el que no lo esperabas llama el repartidor a tu puerta y te hace entrega el deseado paquete.
Pasa a casa y loca de contenta te dispones a abrirlo con sumo cuidado para no dañar mucho el embalaje, ya ves tú qué tontería. Lo abres con una sonrisa en los labios que se torna a exclamación de dolor cuando descubres perpleja que ¡está roto! ¡Qué horror! ¿Qué ha pasado?
No te lo puedes creer, tu gozo en un pozo, está totalmente destrozado, inmediatamente llamas a la persona a la que se lo has comprado y te dice que no se hacen cargo porque eso se lo tienes que reclamar a la agencia de transportes, esto es lo que tiene comprar a particulares. No lo puedes entender, tú has vendido algunas cosas por internet, sobre todo antigüedades y artículos de valor, para evitar este tipo de contratiempos adquieres todo el material de embalaje en www.mercamaterial.es y te aseguras de que todo lleve la protección adecuada a las circunstancias. Siempre has tenido en cuenta que las piezas que tu envías va a acabar en una cinta mecánica de ahí se llevará varios golpes, luego el almacenamiento hasta que salga a destino, mientras esta en tránsito es posible que sea golpeado e incluso dejado caer al suelo.
Total que desde que sale de tu casa hasta que llega a destino los bultos que enviamos pasan por mil y un sitios en los que puede que reciban algún que otro golpe, si el embalaje no es el correcto corres el riesgo de que se estropee. Así que te quedas con una mano delante y con otra detrás ya que la compañía de transportes alega que el embalaje utilizado para este envío es inadecuado para el transporte de un artículo delicado. Te has quedado sin el jarrón que encantaba y sin el dinero que has pagado por el porqué el vendedor se lava las manos de este asunto. Aun así te queda fe en que la próxima vez que compres algo llegue en perfecto estado.